martes, 12 de mayo de 2009

AYUDA A LOS TUTORES Y TUTORAS DE EDUCACIÓN INFANTIL



DETECCIÓN DE LAS DIFICULTADES EN EL LENGUAJE ORAL DEL ALUMNADO DE EDUCACIÓN INFANTIL


En Educación Infantil, los niños y niñas llevarán a cabo una ampliación de sus experiencias que se fundamentará en el intercambio de las relaciones con sus iguales y con otros adultos que no pertenecen a su entorno habitual. Esa toma de contacto con la nueva realidad, estará basada durante los primeros años y en los posteriores en su capacidad de comunicación, en la que el lenguaje oral tiene una gran relevancia y nosotros como maestros y maestras de Educación Infantil, debemos conocer las dificultades del lenguaje oral que nos podemos encontrar en nuestras aulas para poder dar respuesta a la realidad de nuestro alumnado.

Ante estas situaciones, los maestros y maestras de Educación Infantil, no llevarán a cabo una reeducación de los trastornos del lenguaje, pero proporcionarán a los niños y niñas las situaciones y los elementos que les permitan construir normalmente su lenguaje.


Problemas del lenguaje oral más frecuentes en Educación Infantil.


Entre las directrices orientativas que nos pueden servir en nuestra práctica docente podemos diferenciar distintas situaciones:

a) ante un niño o niña que no habla nada o muy poco y presenta un problema de inadaptación: en primer lugar, debemos hablar con la familia para determinar si estamos ante una alteración contextual, que solo se da en el colegio o también en su entorno familiar. Descartaremos también la existencia de problemas auditivos. Si acepta el lenguaje, podemos hablarle individualmente con cierta frecuencia, pero sin ninguna actitud que implique la existencia de una respuesta, ni siquiera de una atención especial. Progresivamente le presentaremos actividades y materiales, sin exigirle nada tampoco. Lo que tenemos que conseguir es que reaccione por un gesto, un sonido, por pequeña que sea la reacción. Una vez conseguido este despertar, lo más importante estará hecho, pero el camino hacia una integración satisfactoria será aún muy largo, con frecuentes regresiones. Si el niño o niña sigue obsesionado con su familia, su casa..., no se trata de distraerle, sino de apoyarle en esto para hacerle evolucionar; hablando y jugando con estos temas conseguirá un cierto distanciamiento.

b) El niño o la niña habla mucho pero no se le entiende nada (inmadurez articulatoria). Este caso ocurre con mucha frecuencia entre los dos y tres años, y a veces hasta los cinco. A corta edad, no es necesariamente patológico: es la madurez articulatoria que no se desarrolla al mismo ritmo que las demás funciones del lenguaje. Lo importante es que no provoque una inhibición de lo que es fundamental: la comunicación. Por ello será preciso esconder nuestra incomprensión, e intentar adivinar el contenido global del mensaje por otros medios, como el contexto, la mímica, los gestos... Una entrevista con la familia nos permitirá informarnos de los modales específicos del lenguaje de este niño o niña, de su vocabulario particular que su familia entiende y al cual debemos adaptarnos, no sin dejar de promover el enriquecimiento de su vocabulario. Estos alumnos y alumnas se beneficiarán mucho de los juegos fonéticos y articulatorios (IMPORTANCIA DEL PROGRAMA DE ESTIMULACIÓN LINGÜÍSTICA).

c)El niño o la niña que habla bastante pero comete incorrecciones. Las incorrecciones no deben ser corregidas pero si subrayadas sin interrumpir la comunicación del niño o niña. Bastará con repetir correctamente la fórmula después de que haya terminado.

d) El niño o la niña presenta dislalias. En grupo no se debe llamar la atención del niño o niña sobre su trastorno ni hacerle repetir las palabras mal pronunciadas. Se debe intentar también controlar las posibles reacciones negativas de los compañeros y compañeras.

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